Pericos Mexicanos y su Camino a la Extinción

En México existen 22 especies de pericos y guacamayas, de las cuales, todas excepto una, se encuentran oficialmente en alguna categoría de riesgo –11 especies en peligro de extinción, 6 amenazadas y 4 bajo protección especial-. En el 2010 se publicó una nueva clasificación para las especies de pericos, que aumentó el número de especies en peligro de extinción de 6 a 11.

 

Esta cifra implica que el 50 por ciento de todas las especies mexicanas están en riesgo de desaparecer a corto plazo. Estas aves se distribuyen en 26 de los 32 estados de la república mexicana y, seis especies son endémicas en México, es decir, que sólo habitan o se distribuyen en nuestro país.

Las especies endémicas de México son: la cotorra serrana oriental; el perico de cabeza lila; el perico de cabeza roja; el periquito Catarina; el perico verde o quila y el perico de Socorro.

 

Los loros, guacamayas y pericos son criaturas enigmáticas, inteligentes y longevas. Sus poblaciones silvestres son las más amenazadas en los bosques y selvas de México. Los psitácidos son importantes en el mantenimiento de la diversidad de árboles, forrajean frutos buscando semillas – favoreciendo especies vegetales raras y disminuyendo la presencia de las comunes-. También ayudan a dispersar semillas. Su papel dentro de la cadena trófica es muy importante, son esenciales para el equilibrio de los ecosistemas, polinización y controladores de insectos.

 

Cada año más de 78 mil pericos son capturados ilegalmente y de estos, el 77 por ciento muere antes de llegar a un consumidor, lo que significa que 60 mil pericos mueren. La organización Pericos y Guacamayas México creada en 2009 dio a conocer que 8 de cada 10 pericos muere en proceso de captura, acopio, transporte, distribución y venta –cadena de tráfico-.

O visto de otra manera, significa que por cada perico que compra un consumidor, mueren cuatro en el camino, desde el sitio de captura hasta el punto de venta. En octubre de 2008 se prohibió la captura y comercialización de las 22 especies mexicanas de pericos, loros y guacamayas, con el objetivo de protegerlas y evitar su tráfico y comercio ilegal.

 

El tráfico ilegal de pericos y guacamayas se sostiene por la demanda de los consumidores, sin embargo, la mayoría de los mexicanos desconoce las especies que habitan en el país y las amenazas que enfrentan, en muchos casos, las personas no saben que son parte de una cadena de tráfico ilegal al comprar estas aves y que son el último eslabón de esa cadena, y que con su acción colaboran a la extinción de estas especies.

 

 

La actual legislación en materia de vida silvestre presenta vacíos enormes. Las últimas actualizaciones se han hecho a costa de egos, sin conocimientos claros sobre las problemáticas reales del tráfico ilegal y de los amplios beneficios del aprovechamiento sustentable. La sociedad evoluciona a un paso acelerado, nuestras leyes deben ir un paso adelante, las cuales prevean eventos futuros de forma sostenible. Es penoso reconocer, que a pesar de su protección emanada en el artículo 60 Bis 2, el cual menciona que; ningún ejemplar de ave correspondiente a la familia Psittacidae o psitácido, cuya distribución natural sea dentro del territorio nacional, podrá ser sujeto de aprovechamiento extractivo con fines de subsistencia o comerciales, siga el tráfico y venta ilegal de estas especies de gran valor biológico.

 

No existe una adecuada estrategia para el combate al tráfico ilegal y, mucho menos, un trabajo social o comunitario para las comunidades que se pueden beneficiar de este capital natural. Las estadísticas no mienten, se están haciendo mal las cosas, debemos cambiar el rumbo.