El papa Francisco y el recuerdo de la pasión de Jesús

Los 2 mil 400 millones de cristianos que hay en el mundo, el Viernes Santo recuerdan el asesinato de Jesús que ocurrió hace más de 2 mil años en Jerusalén. El pasado domingo 10 de abril, el papa Francisco pronunció una homilía que me parece relevante, para el tiempo que ahora vivimos. Comparto algunos fragmentos:

 

“Ahí, en el dolor físico más agudo de la pasión, Cristo pide perdón por quienes lo están traspasando. En esos momentos, uno sólo quisiera gritar toda su rabia y sufrimiento; en cambio, Jesús dice: Padre, perdónalos. A diferencia de otros mártires, que son mencionados en la Biblia, no reprocha a sus verdugos ni amenaza con castigos en nombre de Dios, sino que reza por los   malvados”.

 

“Allí, mientras es crucificado, en el momento más duro, Jesús vive su mandamiento más difícil: el amor por los enemigos. Pensemos en alguien que nos haya herido, ofendido, desilusionado; en alguien que nos haya hecho enojar, que no nos haya comprendido o no haya sido un buen ejemplo. ¡Cuánto tiempo perdemos pensando en quienes nos han hecho daño!”.

 

“Hoy Jesús nos enseña a no quedarnos ahí, sino a reaccionar, a romper el círculo vicioso del mal y de las quejas, a responder a los clavos de la vida con el amor y a los golpes del odio con la caricia del perdón. Pero nosotros, discípulos de Jesús, ¿seguimos al Maestro o a nuestro instinto rencoroso? Es una pregunta que debemos hacernos”.

 

“Se nos olvida porqué estamos en el mundo y llegamos a cometer crueldades absurdas. Lo vemos en la locura de la guerra, donde se vuelve a crucificar a Cristo. Sí, Cristo es clavado en la cruz una vez más en las madres que lloran la muerte injusta de los maridos y de los hijos. Es crucificado en los refugiados que huyen de las bombas con los niños en brazos. Es crucificado en los ancianos que son abandonados a la muerte, en los jóvenes privados de futuro, en los soldados enviados a matar a sus hermanos”.

 

“Hermanos, hermanas, en esta semana acojamos la certeza de que Dios puede perdonar todo pecado, toda distancia, y puede cambiar todo lamento en danza; la certeza de que con Jesús siempre hay un lugar para cada uno; de que con Jesús nunca es el fin, nunca es demasiado tarde”.

 

Feliz Pascua de Resurrección.

 

Twitter: @RubenAguilar