Violencia y relación bilateral

Violencia y relación bilateral

Armando Ríos Piter

 

 

Por una #SociedadHorizontal

 

El homicidio de Cesar Arturo Valencia Caballero, presidente municipal de Aguililla, Michoacán, muestra nuevamente la grave situación de violencia que viven amplias franjas del territorio nacional. Este asesinato es grave, no sólo porque se suma a los más de cien funcionarios municipales asesinados en lo que va del sexenio, sino porque paradójicamente ocurre un mes después de que elementos del Ejército mexicano, la Guardia Nacional y la Policía de Michoacán supuestamente recuperaron un total de 42 comunidades, que eran disputadas por el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) y el grupo Cárteles Unidos, en aquella región del país.

Con este preámbulo, la reciente detención realizada por el ejército nacional en Nuevo Laredo, Tamaulipas, de Juan Gerardo Treviño Chávez, “el Huevo”, líder del Cártel del Noreste (CDN), sobrino de Miguel Angel Treviño Morales, quien fuera conocido como el Z-40, genera más dudas que certezas para los habitantes de aquella ciudad fronteriza. Las escenas de quema de vehículos, bloqueos de diversas vialidades y balaceras, donde incluso realizaron disparos a las instalaciones de la Secretaría de la Defensa Nacional y a las oficinas del Consuldado de Estado Unidos, podría ser el preludio de una mayor ola de vilencia.

El descabezamiento ocurrido en aquella región del norte del país, podría ser aprovechado por otras organizaciones como el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) o por los remanentes del Cártel del Golfo. Ante esta situación, las preguntas relevante son: ¿De qué sirve hacer una importante movilización de efectivos en una determinada área del territorio nacional, si los resultados positivos se diluyen casi de inmediato? ¿Qué tan trascendente es descabezar a una organización criminal, si esta puede rearticularse con prontitud o simplemente ser sustituida por otra? Con mucho más de 100 mil asesinatos a mitad del sexenio, todo indica que la política en materia de seguridad esta estancada.

En este contexto, no puede pasar desapercibida la visita que hizo Alejandro Mayorkas, secretario de Seguridad Nacional de Estados Unidos, al presidente López Obrador. Aún cuando las autoridades mexicana publicaron a través de sus redes sociales: “Sostuvimos una reunión con Alejandro Mayorkas, tratamos asuntos de trabajo y migración”, la presencia del funcionario estadounidense, se leyó por diversos analistas, como un ultimátum contra la situación de violencia que impera en México.

Baste recordar que el Presidente Joe Biden oficializó esta misma semana, el veto que impedirá al Gobierno de Estados Unidos dotar de fondos a militares mexicanos que participan en labores de seguridad pública, lo que entre otras cosas dificultará financiar programas de la Guardia Nacional mexicana. Cabe recordar que desde hace algunos meses, el Comité de Gastos de la Cámara Baja de Estados Unidos había avalado dotar a México con alrededor de 158 millones de dólares en ayuda bilateral, pero por primera vez prohibió que dichos fondos apoyen a la “militarización” de labores de seguridad policiaca.

El tema no es menor, pues implicitamente refleja una pérdida de confianza por parte de las autoridades estadounidenses, en la ruta definida por el gobierno mexicano, que incluso se manifestado por incorporar constitucionalmente la Guardia Nacional a la Secetaría de la Defensa Nacional. Aún cuando dicha propuesta ha sido cuestionada por grupos de defensa de derechos humanos, el gobierno mexicano ha dicho que la razón de dicha propuesta, es para evitar que sus integrantes puedan caer en actos ilícitos como lo hicieron miembros de la Policía Federal.

Ante esta situación, la #SociedadHorizontal debe revisar con detenimiento los alcances de la política pública prevaleciente en materia de seguridad. Revisar sin sesgos ideológicos, los alcances y deficiencias que prevalecen en esta materia, así como exigir mejoras sustanciales en lo que no ha funcionado. Al mismo tiempo, no debería perder de vista que en el escenario de guerra que prevalece en Ucrania, nuestra falta de apoyo a las sanciones propuestas contra Rusia, podrían ser la causa para el distanciamiento con nuestro vecino del norte. En cualquier caso, habrá que evitar que impere la miopía.