Covid-19 trae nuevos padecimientos en pacientes

La pandemia encabezada por el Covid-19  cumplió poco más de dos años y la llegada de la variante Ómicron hace ver lejano el fin de la emergencia sanitaria, pero a pesar del tiempo que los especialistas llevan investigando el virus, aún no terminan de entender sus efectos a mediano y largo plazo.

“Lo que parecía en un inicio ser una enfermedad respiratoria, es en realidad un padecimiento sistémico, es decir, puede afectar cualquier órgano”, dice Miguel Díaz Rojas, siquiatra que ha lidiado con nuevos malestares en sus pacientes de años y lo ha obligado a incrementar las consultas con otros colegas especialistas.

Por ejemplo, “tengo un paciente a la que he tratado por cinco años a causa de depresión y ansiedad. Habíamos logrado controlar sus ataques de ansiedad, insomnio y estaba llevando una vida relativamente normal hasta que le dio Covid”, comenta el especialista.

Ahora, explica, sufre pesadillas, episodios de dermatitis atópica (enrojecimiento, hinchazón, picazón y resequedad en la piel) y trastornos del sueño. “No era normal, ni en sus peores crisis cuando iniciamos su tratamiento había presentado estos síntomas y aunque el enfermar de Covid fue un duro golpe, no parecía representar un detonante de ansiedad en ella”.

Díaz Rojas consultó a otros colegas para indagar si sus pacientes estaban presentando retrocesos en sus tratamientos y se encontró de todo. “Una amiga mía me contó de una paciente adolescente que trata desde hace unos cuatro años luego de un intento de suicidio. Es una niña que estaba mejorando, sus ideas suicidas eran menos recurrentes, lo mismo que sus episodios depresivos, pero después de enfermar de Covid tenía mal humor y se comportaba de manera agresiva”.

En un inicio la colega del siquiatra pensó que se debía a los efectos del encierro, ya que le había costado mucho trabajo hacerla socializar para que de repente esos avances se perdieran, pero al indagar con los padre de la menor, le comentaron que para ella fue fácil mantener relaciones a distancia con sus amigos.

“Las relaciones a través de Zoom parecían facilitar su proceso de socialización, me contó mi colega. El encierro para la joven fue un detonante para su creatividad, se mantenía ocupada aprendiendo de tutoriales de maquillaje, fotografía y video. Su recaída fue por otra causa”, cuenta.

Y efectivamente el mal humor y agresividad de la adolescente se debía a que su ciclo menstrual se alteró desproporcionadamente. “Su ciclo podía ser tan corto como de 15 días o de plano se tardaba hasta dos meses en tener su menstruación. Debió ser una locura para la niña”.

Los siquiatras contactaron a la ginecóloga Ivette Morales, quien cuenta lo abrumador que fue recibir pacientes de diferentes colegas. “Internistas, siquiatras, dermatólogos, endocrinólogos y gastroenterólogos me pedían que viera a sus pacientes y al mismo tiempo yo les mandaba a las mías para atender padecimientos fuera de mi especialidad. Era una telaraña interminable de llamadas entre colegas”.


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La ginecóloga, que se dedica a la práctica privada, explica que entre los padecimientos más frecuentes que encontró están la pérdida de cabello, fallas en la memoria, dificultad para respirar, fatiga, insomnio y depresión.

“De repente llamaba dos o tres veces por semana a especialistas con los que trataba una o dos veces al año por la cantidad enorme de complicaciones de este padecimiento. Nos puso a trabajar a todos, hasta a los cirujanos plásticos”, bromea.

Una de las especialidades con más demanda fue la de neurología, debido a las secuelas más comunes del Covid que son la pérdida del olfato y gusto, o hasta otras más graves como la pérdida de memoria y dolores de cabeza crónicos.

“Uno de los errores que cometimos con el SARS-CoV-2 fue tratarlo como una enfermedad respiratoria cuando en realidad es una enfermedad sistémica. Sí, la mayoría de los pacientes que enfermaron manifestaron un cuadro respiratorio, pero muchos de los que se pusieron más graves, al menos en la primera etapa de la pandemia, iniciaron con cuadros digestivos (diarrea, dolor abdominal, vómito y fiebre)”, dice Jorge Pedroza, neurólogo.

“Muchos de ellos no se atendieron a tiempo porque no relacionaban el malestar estomacal con Covid”.

Añade que todos los días, durante sus comidas, se dedica a revisar los portales de divulgación médica como Medscape o MedRxiv y revistas especializadas para aprender sobre los nuevos hallazgos que sus colegas de todo el mundo publican acerca del Covid.

MedRxiv ha sido de ayuda, pues distribuye material inédito de especialistas de todo el mundo, y podemos aprender de sus experiencias, por ejemplo, que existen más de 50 efectos a largo plazo que sufren los pacientes de Covid”, explicó.

Un reporte encabezado por la doctora Sandra López-Leoón, investigadora de la farmacéutica Novartis en Estados Unidos, señala que al menos 80 por ciento de los infectados por Covid-19 tienen al menos un efecto a largo plazo de la enfermedad.

La fatiga es el efecto más común, pues 58 por ciento de las personas que tuvieron Covid la sufre todavía; le siguen el dolor de cabeza (44 por ciento), los trastornos de la atención (27 por ciento), pérdida de cabello (25 por ciento) y la pérdida del gusto (23 por ciento).

“El virus causó en muchos pacientes inflamación en el tejido cerebral. En muchos casos sufrieron confusión y estados mentales alterados que duraron unos días o semanas, pero ahora sabemos que al menos 16 por ciento de los infectados presentan daño neurológico luego de tres meses de haber sido dados de alta”.

El neurólogo señala que esto es muy confuso para los pacientes, pues muchos presentaron síntomas respiratorios leves durante el periodo en que estuvo activa la enfermedad, sin embargo, algunos enfrentan problemas de salud de por vida a consecuencia del Covid.

“Lo más grave es que no sabemos aún todas las secuelas que esta infección puede provocar y peor, muchas se están presentando en gente joven que verá mermadas sus capacidades cognitivas que en algunos casos, nunca van a recuperar”.

Señala que sus peores casos son de personas jóvenes que han perdido la memoria. “No es que olviden todo como en una amnesia, sino que se olvidan de cosas simples como de dónde dejaron las llaves, de qué estaban hablando a media conversación. Algunos se olvidan del nombre de una persona en específico. Es curioso, porque hay un chico que atiendo que si le preguntas de botepronto el nombre de su novia, le cuesta trabajo decirlo, pero sólo le pasa con ella”.

También habla sobre las personas que sufren mucho para iniciar el día, porque despiertan en un estado de confusión como si hubieran bebido toda la noche y aún siguieran alcoholizados.

“Es frustrante para los pacientes. No entienden qué le pasa a sus cuerpos y se ponen de mal humor por la confusión y la pérdida de memoria. Además de lidiar con el daño físico, tienen que enfrentar el deterioro en sus relaciones interpersonales por las fricciones o malentendidos que causan estos problemas neurológicos. Es como si trataras con un clásico viejito cascarrabias pero en sus 20 o 40. Es triste”.

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