Deportes que matan

 

La boxeadora mexicana Jeanette Zacarías, de 18 años, falleció este jueves en el hospital Sacré-Cœur de Montreal. Aunque el réferi Albert Padulo detuvo la pelea al término del cuarto episodio, no fue suficiente para salvar la vida de la pugilista nacida en Aguascalientes. La mexicana sufrió convulsiones pocos segundos después del nocaout y fue trasladada al hospital de la ciudad quebequesa, donde estuvo cinco días en coma inducido.

Marie-Pier Houle, su contrincante en la pelea expresó que “El boxeo tiene sus riesgos y peligros. Este es nuestro trabajo, nuestra pasión. La intención de herir gravemente a mi oponente jamás forma parte de mis planes”.

La conocida como “La Chiquitaboom” debutó en el boxeo profesional en enero de 2018 y nunca había tenido una pelea en el extranjero. No tenía la experiencia necesaria, y como salió a relucir después de los juegos Olímpicos de Tokio, la disciplina e instalaciones para entrenar influyen en la capacidad de una persona para poder presentarse en estás competencias.

Más que un deporte, el boxeo a mi parecer, es un espectáculo que busca a un vencido a como de lugar. Es una función cada vez más lucrativa y sin ética. Tal vez sea el reflejo de la misma sociedad que con saña desea que alguien caiga. Se transmuta la frustración propia al guante del boxeador. Es entretenido ver como el más « debil » recibe golpe, tras golpe, tras golpe hasta que pierde, o hasta que muere , entonces sí se convierte en algo trágico.

El ejercicio nos ayuda a liberar cierto tipo de neurotransmisores de la felicidad como la oxitocina, adrenalina y serotonina. Se define al deporte como una actividad física, ejercida como juego o competición, cuya práctica supone entrenamiento y sujeción a normas. Su objetivo es la expresión o la mejora de la condición física y psíquica, el desarrollo de las relaciones sociales o la obtención de resultados en competición de todos los niveles.

Sólo que este tipo de « deportes » se han convertido en minas de oro para los organizadores que no sopesan las consecuencias que tendrían los encuentros. Zacarías tenía 18 años y su oponente 31, la corpulencia no era la misma, ni la madurez tanto física como mental.

 

Araceli Fuerte Carbajal

 

Deja un comentario