¿Sabes a dónde vas?, ¡fíjate dónde estás! Homilía del XVI Domingo Ordinario

En este XVI Domingo Ordinario doy gracias a Dios por tu vida y le pido te bendiga. También te agradezco a ti que ores por mi.

Deseo iniciar con estas frase que va a guiar la reflexión que pongo a tu consideración:

Vivimos una Sociedad que todo le ofende… Es tiempo de defender la razón y no quedarnos en la emoción!

Inicio con las lecturas. La primera  (Génesis 18, 1-10) lleva al solemne momento de la manifestación de Dios en la encina de Mambré donde Abrahán da hospitalidad a Dios y ahí levantará el segundo altar; el primero fue en el encino de Siquem y tercero será en el monte Moriah. Esos tres altares dirán a Abrahán dónde está y dónde va. Este pasaje, de alguna manera, prepara para el del evangelio que narra la visita de Jesús a las hermanas de Lázaro.

La segunda lectura es de la carta de San Pablo a los colosenses (1, 24-48) y te repito como lo dije la semana pasada, trata sobre hacer comunidad y ser comunidad. Lo principal es saber que Jesús es el centro, y por eso tiene sentido aún todo sufrimiento.

Y tal cual, como dije hace unos momentos, el pasaje del evangelio de san Lucas (10, 38-42) lleva a Jesús que visita a Marta y a María. Realmente este pasaje forma parte de una enseñanza más amplia de Jesús sobre la oración.

Por lo cual te repito el título de esta homilía: Sabes a dónde vas?, fíjate dónde estás❗, tanto en la primera lectura como en este pasaje hay una gran importancia sobre la cercanía de Dios y escuchar su palabra. El deber de hospitalidad no solo consiste en ofrecer algo como lo hizo Abrahán y Marta, sino en valorar esa cercanía del otro, que precisamente en ambos casos es Dios, y de escucharlo.

La cercanía de Dios se torna en ternura y cariño por eso dice: “Marta, Marta“; el mismo gesto tuvo Dios al decir Jacob, Jacob” (Génesis 46, 2), “Moisés, Moisés” (Éxodo 3, 4), “Samuel, Samuel” (1 Samuel 3, 4, 6, 10); y lo hace Jesús en la lectura de hoy y cuando dice: “Simón, Simón” (Lucas 22, 31) o “Saulo, Saulo” (Hechos 9, 4). Y esa cariñosa cercanía hace que la persona distinga entre lo necesario, lo importante y lo superfluo. Y junto con eso te pido tener en cuanta que en la época de Jesús solo él tuvo discípulas lo cual se recalca al decir que María está “a los pies de Jesús”, lo mismo pasará con María de Magdala a los pies de Jesús para ungirlo y luego abrazada a ellos en la resurrección.

Ahora te invito a abordar el tema enunciado con la frase que ilustra desde el inicio de esta reflexión: “Vivimos una Sociedad que todo le ofende… Es tiempo de defender la razón y no quedarnos en la emoción!”

Seguramente has escuchado que una carreta llena no hace ruido, en cambio lo hace una carreta vacía. Una persona vacía hace ruido de todo porque todo le ofende, todo le molesta y todo le incomoda. Y muchos de esos que solo ofenden y critican no se dan cuenta que los inocentes crecen en gracia y ellos en desgracia, todo eso lo transforma Dios para las víctimas en bendiciones. Por supuesto que todos hemos de respetar, pero no por eso nos vamos a callar ante el ruido de los demás. La razón debe iluminar y educar a la emoción. Si Abrahán o Marta se hubiesen dado por ofendidos, imagina lo que se habrían perdido. Ambos sabían dónde estaban y por eso supieron a dónde irían.

La misma justicia hoy en día enfrenta dilemas para saber dónde están los límites de la libertad de expresión y la ofensa. No se puede vivir en un relativismo justificando y dicen: “porque soy muy sincero no ofendo cuando digo lo que siento”, pero si se ofende cuando otro expresa su sentir; hiere su sensibilidad y surge su agresividad. Y por supuesto que eso le sucede a los que siempre dicen: “yo no te ofendí, solo me defendí.” Lo que supuestamente se enojan se dañan, te comparto esta liga: https://m.facebook.com/story.php?story_fbid=481907539248366&id=340248213172

Aquí vale la pena tener en cuenta lo siguiente: la cercanía y el cariño de Dios es por quien somos y hacemos comunidad, y junto con eso no des cabida a la susceptibilidad que siempre termina en agresividad. Y te lo digo porque hay personas que piensan que Jesús dijo a Marta: “Marta, Marta…” regañandola y no es así. Y al respecto te di varias citas. Te recomiendo no darte por ofendido, no dejes que la emoción traicione la razón. Eso es básico “para ser y hacer comunidad.”

Amén, amén, Santísima Trinidad.

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