“Primeros 100 días”

Se ha estigmatizado a los primeros 100 días de cada inicio de gobierno, como una moda mediática más allá de un número que permitiera medir la capacidad de un gobierno para dar resultados, sin embargo, sumergidos en esta dinámica se han cumplido los primeros 100 días de la administración federal y algunos resultados comienzan a apreciarse. Un resultado negativo (no atribuible al nuevo gobierno) es el resultado económico del último trimestre de 2018 de la economía, que en comparación al trimestre anterior su crecimiento fue del 0.3% y en términos anuales del 1.9%, es decir, es poco objetivo si se atribuye a la nueva administración lo que algunos han comenzado a llamar como vistos de una recesión económica.

Lo que si se podrá medir y evaluar en función del nuevo gobierno será lo que viene después de estos 100 días, si reducimos los niveles de inseguridad podremos confiar en que habrá inversiones en el largo plazo, si el mercado estabiliza precios como el de la gasolina entonces podremos creer que será más fácil alcanzar las metas inflacionarias, si se destraba el gasto público, podemos pensar en que el mercado interno será más dinámico, pero repito, esto será posible solo pasando los 100 días, incluso hasta el segundo trimestre del sexenio.

Sin embargo, no podemos tener un discurso triunfal en materia económica porque estamos ante un entorno mundial volátil, donde la expectativa de nuestro crecimiento económico se ha reducido del 2.7% al 2.5% según estimaciones del Fondo Monetario Internacional y el mismo no es suficiente para cambiar la dinámica de la oferta y la demanda nacional, que permitan, por un lado, reducir la concentración del ingreso, generar mayor movilidad social y por ende, impulsar el mercado interno; es decir, reorientar la política económica; por otro lado, generar mayor inversión público y privada como motor del desarrollo nacional, pero enfocada a la mejora de la infraestructura que permitan incrementar la productividad, dejando al costo de la fuerza de trabajo como elemento de competitividad.

Pero esto debe acompañarse de garantizar la seguridad de la población, porque a pesar de la necesaria discusión de la Guardia Nacional y los mecanismos que implica, se debe trabajar ya en asegurar mejores niveles de seguridad para todos, para las inversiones, para la población, para el bienestar social, que juntos podrán actuar contra la desigualdad, contra las brechas que existen en cuanto al acceso a la salud, a la seguridad social, a la pobreza, a la informalidad, las diferencias educativas, de ingreso y de oportunidades.

Por ello, reducir la labor de un gobierno a 100 días solo es una pequeña parada en el camino pero no define mucho, deja ver si, algunas señales pero que tampoco significan que se está yendo por el camino incorrecto, porque si así fuera, muchos gobierno debieron haber bajado la cortina una vez cumplidos sus 100 días, porque si con 100 días fuera suficiente, deberíamos institucionalizarlos como parámetro de un buen o mal gobierno.

Dr.Luis David Fernández Araya

Economista

Twitter: @DrLuisDavidFer

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